Samsung Galaxy S25: qué tiene de malo el nuevo buque insignia (y por qué no lo cambiaré)

¿Has oído hablar de los Samsung Galaxy S25, S25+ y S25 Ultra? Son difíciles de pasar por alto. Como cada año, Samsung se pavonea orgullosa de sus nuevos juguetes, y no hemos podido resistirnos a meter las narices en todas partes para ver qué se han sacado realmente de la manga, sólo para saber si nos enamoraríamos de ellos o no. Espera, que te lo contamos todo. Pero ojo: lo ponemos aquí sin filtro…

El Galaxy S25, una fórmula bien trabajada… pero demasiado estática

¿Sabes esa sensación que tienes cuando abres un regalo y te das cuenta de que es una versión mejorada de algo que ya tenías? Esa es la sensación del Galaxy S25 y S25 Ultra. Samsung parece haberse centrado en la seguridad, y se nota. A primera vista, estos smartphones se parecen mucho a sus predecesores, los Galaxy S24. Y eso no tiene por qué ser del todo malo (no nos equivoquemos, Samsung es claramente una bestia en el sector de los smartphones).

Pero ahí está el problema: no hay revolución en el horizonte. Nos habría encantado un poco de locura, algo que sobresaliera de la multitud y nos hiciera decir «¡vaya, lo han conseguido! Pero no, nos quedamos con lo clásico. Su diseño, sin dejar de ser elegante, no aporta nada nuevo bajo el sol. Si ya has tenido en tus manos un S24 o incluso un S23, es probable que sientas esa pizca de déjà-vu.

Y hablemos de la pantalla. Sí, sigue siendo extraordinaria, con una tecnología AMOLED digna de atrapar tus pupilas durante horas y horas. ¿La luminosidad? Una pura bofetada en la cara. Pero más allá de eso, no hay sorpresas, ni avances tecnológicos. Una vez más, Samsung juega sobre seguro y parece estancarse. Un estancamiento que, para una marca innovadora como ésta, puede frustrar a los más exigentes. Porque seamos sinceros, nos encanta cuando Samsung agita las cosas. ¿Pero aquí? Nada.

Un smartphone con IA

Samsung introdujo una serie de funciones de IA en la serie S24. Y es sin duda una de las características que se promocionan para el S25, muy por delante de todo lo demás. Pero la estrategia de Samsung plantea cuestiones cruciales sobre su sostenibilidad: depende en gran medida de Google Gemini. Esta dependencia expone a Samsung a una gran vulnerabilidad estratégica: el día que Google despliegue estas funciones en sus propios Pixel o las ponga a disposición de otros fabricantes, la ventaja competitiva de Samsung podría desaparecer por completo. En consecuencia, optar por el S25 por su IA no es realmente un argumento. El S24 ya disponía de IA, y los demás smartphones están cada vez más equipados con este tipo de funcionalidades, ya sea de forma nativa o mediante la instalación de aplicaciones móviles como ChatGPT, Perplexity, etc.

Es más, la escasa línea en las condiciones puede plantear dudas sobre el futuro de estas funciones:

Las funciones de IA de Galaxy se ofrecen de forma gratuita en los dispositivos Samsung Galaxy compatibles al menos hasta finales de 2025. La disponibilidad de las funciones de IA proporcionadas por terceros está sujeta a cambios.

La duración de la batería: un irritante menor

Los nervios de la guerra de los smartphones. La duración de la batería es un poco como el café por la mañana: lo necesitas de verdad para pasar el día. Y seamos sinceros, el Galaxy S25 no es precisamente una fiesta en lo que respecta a la duración de la batería, especialmente en el modelo básico.

El S25 clásico, con su batería de 4000 mAh, no hace milagros. Si eres de los que se desplazan frenéticamente por TikTok, envían correos electrónicos, ven vídeos de YouTube y de vez en cuando juegan al Genshin Impact, prepárate para buscar el cargador antes de que acabe el día. Incluso con las optimizaciones de software (cuco One UI y Android 15), sigue siendo un poco limitado.

Los modelos S25+ y S25 Ultra salen mejor parados en este aspecto, gracias a sus capacidades de batería ligeramente superiores. Pero seamos sinceros: ¿quién no ha soñado alguna vez con un smartphone capaz de garantizar dos días completos de autonomía, para poder dejar por fin de vigilar el indicador de batería como un halcón?

Además, también en este caso podemos lamentar la falta de desarrollo del sistema de carga. Esta serie Samsung Galaxy S25 introduce un enfoque especial en la carga inalámbrica con el estándar Qi 2.1. A diferencia del estándar Qi2, que requiere imanes incorporados (para hacer un equivalente del MagSafe de Apple), Samsung ha optado por una solución «Qi2 Ready» que requiere el uso de una carcasa magnética específica para beneficiarse de la carga inalámbrica alineada. Esta decisión, aunque aporta cierta flexibilidad, tiene algunos inconvenientes, en particular un posible conflicto entre la posición de la bobina de inducción y las lentes fotográficas. Por encima de todo, las velocidades de carga siguen siendo idénticas a las de la generación anterior: 15 W inalámbricos.

La carga por cable no es mucho más impresionante, con 25 W para el modelo estándar y 45 W para las versiones de gama alta, sobre todo si se comparan estas cifras con las de los smartphones chinos que alcanzan y superan regularmente los 100 W. Esta diferencia en el rendimiento de la carga rápida sitúa a Samsung por detrás de la competencia en Asia.

Samsung, ¿por qué haces esto? La gestión de los chips, a debate

Otro tema que está dando que hablar: el procesador. La gran noticia es que Samsung abandona sus propios chips Exynos y confía por completo en Qualcomm, con el último Snapdragon 8 Gen 3. Una gran noticia, ¿verdad? Sí… y no. La elección de Qualcomm es estratégica, pero algunos usuarios ya están lamentando los días de Exynos, que, a pesar de sus defectos, daban a Samsung un aire de cosecha propia, con una verdadera identidad de hardware.

La potencia bruta de este Snapdragon aplasta claramente las pruebas de benchmark, pero ¿en el uso real? Rara vez notarás grandes diferencias con el Snapdragon 8 Gen 2 del Galaxy S24. Así que, si esperabas un smartphone que transformara tus sesiones de juego o edición de vídeo en experiencias divinas, mantén tus expectativas en un nivel realista. Sí, es genial. Pero no es una revolución.

Y en serio, nos habría encantado una mejor gestión térmica. El aspecto térmico del Snapdragon sigue ahí (aunque ligeramente reducido). Al ir al límite de la tecnología en una minicarcasa ultrafina, acabas friéndote los dedos (vale, exagero un poco, pero te haces una idea).

Las verdaderas pepitas: la fotografía y One UI

Pero no todo es pesimismo. El Galaxy S25 sigue brillando en algunos aspectos. La fotografía, por ejemplo. Samsung parece haber perfeccionado su arte, especialmente en el modelo Ultra que, seamos claros, es una bestia de la fotografía móvil. De día o de noche, los sensores del S25 Ultra ofrecen una nitidez impresionante y unos colores espectaculares. Tanto si haces una foto en la cima de una montaña como en un callejón oscuro, los resultados son impresionantes.

Samsung ha mejorado incluso su zoom híbrido (¡todavía es posible hacer fotos de la Luna!), y es realmente impresionante para un pequeño gadget de bolsillo. Si la captura de recuerdos es su prioridad, merece la pena echar un vistazo al S25 Ultra… e incluso a su precio (que escuece, pero eso ya lo sabíamos).

Y qué decir de la interfaz One UI 7, que introduce algunos cambios bienvenidos. Samsung lleva tantos años perfeccionando su software que se desvive por sus usuarios. Es fluida, bonita y muy personalizable. Te sentirás como en casa en cuestión de segundos. Pero si ya tienes un S24, tendrás que esperar un poco más a que llegue la actualización a One UI 7…

Entonces, ¿dentro o fuera?

En resumen, el Galaxy S25 es como la receta de la abuela revisitada: buenas viejas costumbres con una pizca de novedad. Sin crujir de dientes ni grandes sorpresas. A los fans incondicionales de Samsung les encantará lo conocido. Pero si lo que buscas es un smartphone para lucir las últimas tecnologías más atrevidas, quizá quieras esperar a los próximos modelos (o mirar otras marcas que están sacudiendo un poco más las cosas).

La elección es sencilla: si tienes un Galaxy S24 o incluso un S23, no hace falta que te lances a por él. En cambio, si tienes un modelo más antiguo, ¡estás listo! Samsung sigue siendo la crème de la crème, incluso cuando juega la carta de la seguridad. Así que sí, hay defectos, pero seamos realistas: siguen siendo smartphones que molan.

Ahora dime, ¿cuál es tu próximo teléfono? En mi caso, la decisión está tomada: me quedo con mi Samsung S24 Ultra, que os presenté hace unos meses. La poca diferencia que supone el S25 no justifica para mí semejante inversión. Además, como gran fan del lápiz óptico para uso profesional, cabe destacar que pierde la funcionalidad Bluetooth :/ Es cierto que, según las estadísticas, sólo el 1% de los usuarios utilizaban estas funciones (¡incluido yo!). Pero suficiente para que algunas personas lancen una petición para que vuelva cuando salga el S26

Con el lanzamiento del S25, la rebaja del precio del S24 podría ser una gran oportunidad para comprar un excelente smartphone a precio de ganga.

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